Declaración de prensa
Portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus
26 de junio de 2020
En la República Popular China, más de un millón de uigures, personas de etnia kazaja, kirguís y miembros de otros grupos minoritarios predominantemente musulmanes de Xinjiang han sido detenidos arbitrariamente en campos de concentración, donde muchos manifiestan haber sufrido torturas. El régimen de Corea del Norte también continúa empleando la tortura como práctica habitual en sus centros de detención, en particular contra los desertores —entre ellos niños— repatriados por la fuerza desde el extranjero.
Condenamos, además, la campaña de detención arbitraria y tortura llevada a cabo por el régimen de Assad, y seguimos exigiendo la liberación inmediata de todas las personas detenidas ilegal y arbitrariamente, entre ellas mujeres y niños sirios cuyo único delito fue a instar a la reforma y el cambio. Asimismo, renovamos nuestro llamamiento a las autoridades federales rusas a que pongan fin a la impunidad con la que se realizan, según los informes, detenciones arbitrarias y torturas en la República de Chechenia.
Del mismo modo, instamos a los regímenes de Nicaragua y Cuba y al régimen ilegítimo de Maduro en Venezuela a que se abstengan de emplear la tortura para silenciar la disidencia y a que cese la represión autoritaria de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Todos recordamos que, hace un año, la Alta Comisionada Bachelet se encontraba en Venezuela, en un intento de investigar brutales actos de tortura contra venezolanos. Días después, el capitán Acosta Arévalo murió a causa de las crueles torturas que le infligieron.
Además, el Gobierno de Zimbabwe también emplea la violencia patrocinada por el Estado para reprimir a su población. Por ejemplo, existen informes de secuestros y torturas para reprimir la sociedad civil, incluidos líderes de los trabajadores y figuras de la oposición. Estamos particularmente alarmados por el reciente secuestro, abuso y agresión sexual que sufrieron tres mujeres líderes de la oposición —Joanna Mamombe, Cecilia Chimbiri y Netsai Marova— durante su participación en una manifestación pacífica. Siguen en prisión y se les ha negado la libertad bajo fianza.
Estos países son solo unos pocos ejemplos de los numerosos Gobiernos de todo el mundo que continúan utilizando la tortura para silenciar la disidencia, empleando coacciones para obtener confesiones y aplicando castigos extrajudiciales, acciones que son la antítesis del Estado de derecho. En este Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura, hacemos un llamamiento a todos los Gobiernos a actuar para prevenir la tortura, compensar y rehabilitar a los supervivientes de la tortura y llevar a los torturadores ante la justicia.